24/4/15

JORNADAS DE PASTORAL DE LA SALUD EN GRAN CANARIA



Los días 14, 15 y 16 de abril de 2015, en los salones de la parroquia de S. Vicente de Paúl, celebramos las Jornada de formación de Pastoral de la Salud. Con el lema “Otra mirada es posible desde el Evangelio”, ahondamos en la espiritualidad cristiana siguiendo la carta del Papa Francisco “La alegría del Evangelio” y el “itinerario espiritual”, de Sta. Teresa.  En esta reflexión nos acompañaron Felipe Bermúdez, Segundo Díaz y Toña Monzón.
Es fundamental, para cualquier cristiano, “volver a Jesús”.  Es una necesidad vital el encuentro personal con Jesús, para no estar simplemente “haciendo número”. Junto a este encuentro personal, la necesidad de crear comunidades dentro de las parroquias, pequeños grupos de vida que caminen juntos, escuchen la Palabra, compartan la vida y la celebren, crezcan como personas adultas y en la fe. Con un horizonte: salir a la vida como lo hizo Jesús, desde otra visión de las cosas y las personas, con otros valores, los del Evangelio, e implicarnos en la vida y en el mundo que nos ha tocado vivir. La realidad de nuestro mundo es compleja y no valen soluciones simples. Vivimos en un mundo donde se dan situaciones de mucha dureza, de intenso dolor; un mundo donde el ritmo está marcado por los poderosos, fundamentalmente los sistemas financieros, que generan una gran injusticia y desigualdad. Van dejando fuera de su órbita a un gran número de personas que va despojando y arrimando en el camino; son  rostros concretos, tienen nombre y apellidos, son hermanos. Los cristianos debemos movernos desde otras coordenadas: las de Jesús. El hizo opción preferencial por los marginados y sacados del sistema imperante en su tiempo.
Para este encuentro personal con Jesús, necesitamos del silencio,  aprender a estar en el silencio y morar en él, para escuchar, conocernos, discernir, tomar contacto con lo profundo, con lo que realmente somos, para experimentar que “soy amado profunda e incondicionalmente por El”, para aprender a amar como El…  Y tal como Jesús hizo en su vida, ir estableciendo esa dinámica continua entre interioridad y alteridad, que no son realidades paralelas ni opuestas: encuentro con Dios, encuentro conmigo en Dios, salida a los demás desde Dios, transformando la realidad que nos circunda desde El. Sólo siendo transformados primero nosotros, podremos transformar algo, si no, estaremos simplemente entretenidos, engrosando una fila de dormidos que creen que están en un sitio en el que no están y que son algo que no son.
¡Despertar! hay que despertar, aprender a vivir despertando cada día, atentos, como lo estuvo Teresa de Ávila.  El momento de ese despertar no tiene edad, ni condición social ni de género, es un Don pero es también nuestra principal tarea en la vida. Despertar para llegar a saber quiénes somos y desde ahí vivir de “otra manera”.  En ese recorrido vital, Teresa nos advierte de las trampas y enredos en los que nos podemos meter y de hecho caemos.  A modo de estancias, como las de un castillo, nos fue mostrando las etapas por las que atraviesan la psique y el espíritu humanos y cuáles son las luces y las sombras que cada una de esas etapas contienen.
Compartimos y vivimos en un clima familiar y distendido y terminamos cada día con una “danza contemplativa”: orar con el movimiento lento y repetido, con gestos que operan una disposición en nuestro corazón y nuestro espíritu en la oración, nos permitió recoger lo escuchado, cerrar nuestra jornada del día con paz y confianza.









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